Antes de 1920 había más mujeres trabajando en la industria del cine en Estados Unidos, en todos los ámbitos de producción, que en cualquier otro momento de la historia, incluido el presente. En Hollywood, las mujeres, además de ser las estrellas más populares, ocupaban puestos creativos destacados y de gran responsabilidad, acumulando más poder que ninguna otra industria. Sin embargo, sólo unas pocas de estas pioneras consiguieron resistir a la progresiva desaparición de las mujeres que tuvo lugar en la década de los 20 con el desarrollo del studio system y la reorganización corporativa que supuso. Las que lograron permanecer dejaron una marca indeleble en la historia del cine americano.
Este ciclo de cine público y gratuito, presentado por los programas American Space Madrid y American Cultural Studies, tiene como objetivo arrojar un poco de luz sobre el papel tan crucial que jugaron estas mujeres excepcionales, delante y detrás de la cámara, en la época dorada del Hollywood de los años 30 y 40. El ciclo se compone de una pequeña selección de películas que nos brinda la oportunidad de entender mejor la genealogía de Hollywood y cómo la industria del cine, en un momento dado, ofrecía tremendas oportunidades profesionales a las mujeres, así como de disfrutar algunas de las mejores películas jamás producidas.
Dorothy Arzner fue una de las pocas directoras de cine que se mantuvo tras la cámara con la llegada del Studio System. Comenzó su prolífica carrera trabajando como guionista y montadora antes de demostrar su gran talento como directora. Jugó un papel importante en la carrera de muchas estrellas del Hollywood clásico, entre ellas Rosalind Russell y Katharine Hepburn. Ésta última obtuvo su primer papel protagonista en el cine de la mano de Arzner cuando, según cuenta la leyenda, la directora vio en la joven actriz el look y espíritu moderno que buscaba para el personaje central de su nueva película.
La película en cuestión era Hacia las alturas (1933, Christopher Strong), un guión escrito por la ganadora del Premio Pulitzer Zoe Akins basado en la novela de Gilbert Frankau y cuya protagonista, una intrépida e independiente aviadora enamorada de un parlamentario casado, rebosaba modernidad e inteligencia. Katharine Hepburn ofrece una interpretación magnífica. El resultado es un melodrama en el que no hay malos ni buenos, que nos cuenta la historia de unos personajes sofisticados, complejos y dueños de sus acciones y decisiones.
Gestora cultural, experta en cine y doctora en Humanidades por la Universidad Carlos III de Madrid. Su tesis From Waste to Worth: Recycling Moving Images as a Means for Historical Inquiry se centra en la noción de la imagen en movimiento como una herramienta de pensamiento crítico, en concreto en casos que usan eventos históricos y sus registros audiovisuales.
Como gestora cultural ha desarrollado y producido diversos programas y eventos para instituciones como Medialab-Prado y ARCO. Coordinó el laboratorio ciudadano Retiro Experimenta, parte del programa pionero Experimenta Distrito, en colaboración con el Ayuntamiento de Madrid. Como comisaria independiente fue responsable de la exposición Matar al padre. Ha publicado artículos en revistas especializadas y ha participado en congresos organizados por instituciones como APME, CENDEAC, el Instituto de Historiografía Julio Caro Baroja y la Universidad Carlos III de Madrid.
Actualmente es miembro del Grupo de Investigación, financiado por el Ministerio de Educación, Sujetos, emociones y estructuras. Para un proyecto de teoría social crítica, del Departamento de Humanidades: Filosofía, Lengua y Teoría Literaria de la Universidad Carlos III de Madrid.